Desde mi experiencia personal y mi visión de la vida, pienso que cualquier tipo de aportación que uno quiera hacer hacia afuera tiene que estar acompañada de unos valores y unos sentimientos de respeto y amor a todo aquello que nos rodea. Partiendo de esa base me siento bastante identificada con la filosofía «slow fashion» y de economía circular, donde se valora sobretodo el proceso de creación, la calidad y la durabilidad de un producto y el impacto que éste genera al entorno y todo lo que ello implica. 

Creo que ahora más que nunca hay que apostar por una forma diferente de hacer las cosas, volviendo a los orígenes, a cómo se hacían las cosas en tiempo de nuestros padres y abuelos, cuando se utilizaban los recursos que se tenían cerca sin explotarlos más allá de sus posibilidades y en la vida toda era más sencillo y se hacía todo desde un saber hacer y una elaboración muy cuidada.